jueves, 11 de noviembre de 2010

UTOPIA


UTOPÍA

La fabulosa capacidad del ser humano de autocrítica, el sentimiento de pérdida que acompaña nuestros errores, la prodigiosa necesidad de dinamitar y enmendar las faltas, con la única recompensa de conseguir, y ahí es nada, un mundo mejor, a costa incluso, de la propia vida.

Tomas Moro, de la mano de la capacidad reformadora del ser humano, analiza las injusticias sociales de su tiempo, las racionaliza, al más puro estilo renacentista, y transcendiendo la crítica, expone un modelo de sociedad alternativa y “perfecta”. Un país ubicado en ninguna parte donde su modelo social consigue la máxima aspiración del ser humano: La felicidad de todos sus miembros.

Un libro del siglo XVI tan actual, tan enriquecedor y tan discutible como el más influyente de nuestros días. Un libro para leer en grupo, para conocer y conocerse, una inspiración para pensar lo impensable, colgarse de una nube y construir castillos que al desplomarse hagan temblar los cimientos de las convicciones sociales.

El progreso pacífico de las naciones y los límites a la propiedad privada no son conceptos nuevos, el lograr la propia felicidad haciendo felices a los demás, tampoco. Lo que quizás sea la gran novedad de este libro imprescindible en cualquier biblioteca (sería pecado mortal morirse sin leerlo), es que su autor se atrevió a dar forma, color y textura a un país imposible, UTOPIA, el no lugar bueno.
Ernesto.

4 comentarios:

CLUB DE LECTURA dijo...

Una de las cosas interesantes de las reuniones es el intercambio de opiniones y las discrepancias entre los diferentes miembros del club ante un mismo libro.Bien "Utopia", fue uno de ellos, generó bastante polémica.
Yo personalmente no puedo dar una opinión imparcial porque el personaje de Tomás Moro no me es "simpático", por decirlo de alguna manera.
Si es cierto que es un libro atemporal, a pesar de estar escrito en 1515,el Sr. Moro en su ciudad de "Utopía" no desea nada que en la actualidad no deseemos, y a pesar de los siglos que han pasado todo sigue igual, el poder con los altos mandos, la pobreza con los desamparados, el trabajo lo seguimos sacando los curritos para el beneficio de los mandatarios, y la mujer sigue estando infravalorada.Esto entre otras cosas.
Lo que no entiendo como este libro lo escribe un personaje que vivió cómodamente bajo la protección y a conveniencia de Enrique VIII

CLUB DE LECTURA dijo...

Ana

Anónimo dijo...

Me parece un comentario muy interesante Ana. Coincido plenamente contigo en que las diferentes opinines sobre un libro, incluso las discrepancias, son uno de los mayores valores del club de lectura.

Sin embargo a mi no me extraña que un hombre acomodado, en su época y bajo sus circunstancias sociales, escribiera un libro como Utopía. Por el simple hecho de que hay hombres que tienen principios, independientemente de su condición social. A Tomás Moro le costó la vida el no doblegarse a los deseos del Rey, al negarse a firmar una carta en la que Enrique VIII repudiaba a la iglesia romana. Como anécdota comentar su muerte:

Mientras subía al cadalso se dirigió al verdugo en estos términos: «¿Puede ayudarme a subir?, porque para bajar, ya sabré valérmelas por mí mismo». Luego, al arrodillarse dijo: «Fíjese que mi barba ha crecido en la cárcel; es decir, ella no ha sido desobediente al rey, por lo tanto no hay por qué cortarla. Permítame que la aparte». Finalmente, ya apartando su ironía, se dirigió a los presentes: «I die being the King's good servant-but God's first» (Muero siendo el buen siervo del Rey, pero primero de Dios).

Como ves, un hombre fiel a sus principios, aunque no se tiene porque estar de acuerdo con ellos.

Ernesto.

Anónimo dijo...

Muy bien Ernesto, cada uno lo plasmamos de una manera, sigo pensando lo mismo de este personaje, si era tan fiel a su Dios y a su Iglesia, ¿como es que no se reveló antes, ante las injusticias de Enrique VIII?...
Pues muy sencillo, porque mientras no le salpicase a él, para que defender al cristiano de a pie.
Pero...¡Ahhhh amigo!, cuando directamente Moro era el perjudicado...
En fin, que de cualquier forma, nosotros solo podemos opinar libremente de hechos que hicieron Historia.
Ana